Repito, porque es jodidamente importante:
En principio
fue el dolor. (Nace el cantar
del vivir). Y el dolor vivo
es vivir. Pero pregunto
por qué habrá sido preciso
el dolor para cantar,
el morir para estar vivo.
[…]
José Hierro. Episodio de primavera.
En mayo de 2003 Miguel, empujado por su infumable complejo de diva, arranca un diario en el que poética y retorcidamente expone problemas (reales o imaginarios) de una pareja, transidos de emotividad, jaleo, pizzas y desmanes manifiestos.
En septiembre de 2003 se vio impelido hacia el vacío irremisiblemente y en un único gesto, que tomó cuerpo en forma de otro ser de diferente sexo haciendo las maletas y solicitando no ser detenido bajo ningún concepto. Miguel (en adelante «anticuario») cogió su bicicleta y pedaleando se fue a casa de su hermana, sólo por no llorar y no montar una tragedia griega baladí e inoportuna. Lo que sigue es la historia de una aniquilación personal simple y nutrida, asquerosa pero viva.
Anticuario se destroza en cada post porque necesita recomponerse, y tiene la sensación de que sólo podrá conseguirlo si se desmonta primero pedacito a pedacito. El resultado es una carnicería. Se suceden regresos de la persona de otro sexo y casuales y esporádicos ingresos de otras personas, también del otro sexo. Anticuario no sabe vivir más que a golpes emocionales, y en cada ocasión no pierde el tiempo y aprovecha para hacerse cada vez un poquito más de daño, siempre y en cada caso en la medida de lo posible. Cuando la emoción es relevante se destroza en ella, y cuando no lo es lo hace pensando en que no lo es. Y por qué no lo es. Y por qué no.
El anticuario tiene clara la frase de Miller:
«Quien, por un amor demasiado grande, lo que al fin y al cabo es monstruoso, muere de sufrimiento, renace para no conocer ni amor ni odio y disfrutar. Y ese disfrute de la vida, por haberse adquirido de forma innatural, es un veneno que tarde o temprano corrompe el mundo entero. Lo que nace más allá de los límites del sufrimiento humano actúa como un boomerang y provoca destrucción».
Henry Miller. Trópico de Capricornio.
Y, evidentemente, la ejemplifica. Un año entero de juergas. Un año entero de bar en bar, sopesando las posibilidades del hígado, un año y pico de dolor monstruoso que no le permite disfrutar de absolutamente nada, más que de un modo en escorzo y estrambótico. Pero no sólo eso, un año entero de poemas, de canciones, de vindicaciones. Un año y mucho de percepción extrema de lo real a través del prisma del dolor más atroz que un humilde (¡y un huevo!) servidor haya conocido jamás (reconozco ser en eso terriblemente subjetivo, cada cual con su historia).
Un año y mucho gritando. Un año y mucho radical, real, estrictamente vivo. Todo está aquí, de un modo u otro. Agradezco haber tenido la oportunidad de estar tan hundido, tan jodido, porque si no me hubiera limitado a hablar de pedanterías, que es lo que habitualmente hago. El anticuario se está empezando a convertir en un personaje (en cuanto no-persona), y por eso me veo forzado (como persona) a escribir esto. Al fin y al cabo, la bitácora vuelve a ser lo que fue en un principio: una obra de teatro entroncada en lo real: pero no exactamente real.
Igual que cuando todo empezó hice el ritual de quema de bragas (bragas de la susodicha, keroseno, un plato, un mechero, algunos amig@s y bastante cerveza), esta etapa debe acabar en esto:
1.
un post: las flores y la mierda
una canción: sí, sí, sí, sí, sí
una viñeta: marketing
un poema: puzzles (1)
un relato: ventanas
una vindicación: componiendo
una antigualla: vernos sentados en la taza
una autoreflexión: por tribunal
(otro día sigo)
2.
eme
mi amor se cae al suelo y no se queja demasiado
podría ser peor se dice y sigue caminando
mi amor jugaba a ser mayor, mucho antes de llegar
y expresa en una mueca que está harta de esperar
‘pero no importa estaré bien si tú te quedas a mi lado’
y disimula recogiendo su amor propio destrozado
mi amor dejó el colegio porque dijo que era caro
‘nada he aprendido y ya me estaban fastidiando’
‘empezaré cualquier empresa y cuidaré de que estés bien
tú quédate conmigo sólo tienes que aprender’
‘eme’ está segura de que todo irá mejor
pero nunca pasa nada y aún seguimos siendo dos
‘eme’ está tranquila porque dice que es mejor
pero nunca he estado solo y esta casa es para dos
yo tocaba fondo y me dormía en la cocina
‘eme’ me abrazaba y se tumbaba encima mía
‘no te preocupes que esto pasará, mañana estarás bien’
y me cogía la cabeza y la metía en su jersey
‘eme’ nunca dudó que me quería a pesar de todo
pero el día que se fue no le importó dejarme solo
‘lo hago por ti’ me dijo ‘ya verás sin mi estarás mejor’
y me dio un beso en la mejilla cogió la puerta y sonrió
‘eme’ está segura de que todo está mejor
pero nunca he estado solo y esta casa es para dos
‘eme’ está tranquila porque dice que es mejor
pero nunca pasa y echo de menos su amor
‘eme’ está tranquila porque todo irá mejor
pero nunca he estado solo y esta casa es para dos
‘eme’ está contenta porque dice que es mejor
pero nunca pasa nada y nunca más seremos dos.
Los piratas. Fin… (de la primera parte)