Algo que noto relacionado con los dientes es que se está invirtiendo una tendencia que hasta hace poco pensaba que era un rasgo de mi personalidad. Ese camino de casa al curro yendo en sentido contrario a la dirección habitual (la gente va a Madrid por las mañanas, no vuelve), viendo ese montón de caras pasando frente a mí y yo siempre quería encogerme encogerme fundirme con el volante que no me vieran que me dejaran en paz. Ahora, sin embargo, me fijo en los detalles en lo que llevan puesto en qué cara tienen si parecen descansados si han dormido bien si están sonriendo, si el sol les está deslumbrando o si parece que están llegando tarde porque miran nerviosos al de delante y se exasperan. Antes era un desfile insoportable y diario y ahora es como pasar la tarde mirando escaparates dejando pasar pasar el tiempo entre los dedos cerrándolos un poco casi nada para entorpecerlo y retrasarlo un rato.