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mañanas

A lo largo de los años aprendes
que una larga ducha de agua caliente
y un par de giros complicados con el coche
es todo lo que necesitas para empezar el día.

Meterte en la rutina
de tu vida miserable
es sencillo,
lo complicado es levantarte
de esa mierda,
dejar tu cuerpo atado a la silla
mientras tu cabeza aletea
y se va lejos,
se larga viva.

Para eso la ducha y el coche ayudan,
te dan la distancia suficiente
para no tener que mirar
atrás cada cinco minutos

para no verte una y otra vez
intentando tirar de la cisterna
mientras la cosa
da vueltas en una espiral
de agua
que no tiene la fuerza
suficiente
como para tragársela.

Así que, al final, bueno, qué más da.
Tú me mantienes aquí y yo me esfuerzo en mantenerme
en
cualquier
otra
parte.

Llevamos desde siempre con el mismo pulso
y no parece que,
a estas alturas,
nadie esté ya realmente
intentando ganarlo.

coaching

Déjame ayudarte. Hace tiempo comprendí que mi interés en esta vida es ayudar a los demás. Suscríbete a mi lista, compra mi curso de monitorización en el que durante dos semanas haremos seguimiento por whatsapp y skype y te llevaré a que consigas ser tú mismo, desarrollarte como persona, vivir de tu web, encontrar un unicornio azul con dos cuernos y hacer tuyo El Dorado.

Déjame ayudarte, a cambio sólo pido dinero, que no es nada. Déjame ayudarte a ayudarte. Mira mis fotos, estoy sonriendo. Yo vivo de puta madre, ¿no quieres hacer tú lo mismo? ¿Acaso no estás viendo cómo sonrío, lo bien qué vivo? Esta semana estoy en Viena, la que viene en Estambul, he decidido pasar el año que viene en Francia recogiendo tomates y vendiéndolos carísimos a fabricantes de colonias de lujo. Es genial. Suscríbete a mi lista, venga. Qué te cuesta. Píllame un curso. En realidad en Tokio no me hace falta pero lo digo por ti mismo, para que hagas algo porque estás de pena. Estoy cogiendo un tren a Frankfurt, quizá pueda animarte por skype en el trayecto, ¿quieres?, son sólo 2,50€. Puedo ser lo que cambie tu vida para siempre y por casi nada. Tengo la llave de la felicidad y eres un mierda si no estás dispuesto a comprarla, ¿es que acaso no quieres ser feliz?, ¿por qué te torturas? En mi lista de correo pongo consejos super útiles para que puedas ser lo que ya eres y no sabes, y es gratis. Sé fiel. Sé tú mismo comprando mi producto. Desarróllate todo lo humano y lo divino siguiendo estos tres sencillos consejos (disponibles en la tienda online ahora mismo).

Ámame, quiéreme, cómprame. Yo soy mi propio producto y tú eres el que está al otro lado del escaparate. Te estoy viendo a través del cristal, yo soy bonito y estoy aquí para que me mires. Te estoy mirando mirarme. Eres feo, asqueroso, inútil, fracasado, perdedor. Pero yo puedo hacer de ti algo hermoso, cómprame algo. Haz algo por ti mismo, hombre. No permitas que tu situación siga embarrancándose, dame tu dinero, sólo un poco, y yo te daré todo. No seas ruín, loco. Actívate, ponte en movimiento hacia mí.

Te deseo.

profundas

Eh, eh, eh. EH.

Me mola la gente con cosas densas que decir, «el viento espeso del cambio se asienta incómodo entre los restos del viejo orden».

Cosas poco caldosas, plomizas, sin huecos ni aire. Como meterse en una olla de lentejas pasadas de fuego intentando bucear sin poder mover brazos ni piernas, atrapado en esa asfixia de movimientos del sentido intenso. Eh, la relatividad no tiene cabida aquí, aquí tenemos todo claro, señora, circule que no hay nada que ver.

Al fin y al cabo, está bien aferrarse a una verdad, a un par de ellas, a las que sea. Sobre todo si es factible, quiero decir, si eres capaz de creerte que eso que estas agarrando es una verdad. Bien por ti. Bien por todo. Bien por las cosas en las que te bañas. Yo miro el espectáculo desde un lugar seguro, por si quizá la pirotecnia.

De todos modos, es una bonita papiroflexia. Fíjate, una pajarita.