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momento de debilidad

En realidad, porque hoy es hoy y no ningún otro día, me voy a permitir tener un momento de debilidad.

Vivo solo (o lo intento, en realidad raramente estoy solo) y normalmente me encanta. Me gusta poner el marco condición de posibilidad de todo lo demás. Pero a veces (only sometimes, or only at sometimes, I don’t know) es duro. Como un muro. Como un cristal blindado. Como una piedra que no cede. Es duro. Es no ceder, porque si cedes te encuentras de lleno en el abismo. Me permito esto hoy porque ha sido el día del agujero en el cárdias, de la opresión en el píloro. Me lo permito porque me da la gana (es decir, sigo viviendo solo, sólo así puedes permitirte lo que te dé la gana), y lo digo: que jodido estoy. Y ya está, dicho. Eso no se puede obviar. Aunque ahora mismo borre las líneas, el agujero intersticial sigue vivo, pleno, radicalmente vivo.

Y qué, me pregunto, si así es. Nada. Nada va a reventar, nada me va a estallar en la cara mientras lo digo. Es duro, pero a estas alturas puedo decir que yo soy bastante duro. Lo suficiente para no deshacerme. Me siento como clint eastwood, jodido pero entero, entero pero sensible, sensible pero jodido, jodido pero entero (nunca vi un personaje suyo que no estuviera maltrecho por, hendido en, marcado con, pulpa junco fresca al aire definido en el viento de lo que toca vivir). Todo lo que ha ido sucediendo (el devenir que no cesa ni aunque se pretenda negarlo) ha ido conformando un miguel entero a golpe de martillo, a fuerza de grietas uno termina acotando lo incorruptible. Y no sé que es lo incorruptible, pero lo noto. Está ahí.

Todo lo demás sigue revoloteando. Todos los problemas, las negaciones constantes de uno mismo en según qué ambientes, las afirmaciones desmesuradas de uno mismo en según qué ambientes. La vida no tiene sentido. Vale, me jode, pero lo admito. Me jode pero no me pilla de sorpresa, hace tiempo que lo tengo sabido.

Esta misma casa en la que me encuentro ahora, solo, estará llena de otros mañana, o pasado, como muy tarde al otro. Esta misma casa en la que me encuentro solo ahora estará llena de mí mismo mañana. En ese sentido no importa asumir las verdades: hoy por hoy me siento solo. Qué cosas. Es otro estado anímico, la soledad. Qué bien sabe cuando no es definitiva. Cuando tengo a todos. Cuando me tengo a mí mismo.

Qué bien sabe cuando no es definitiva.

Todo regresa a un apeiron primordial del cual será lo que existe. No dejo de pensar que antes lo que existe debe dejar de existir (Nerón).

Soy un tipo duro porque soy un junco. He visto tíos duros como el acero partidos por la mitad en las barras de los bares que frecuento, lloriqueando como niñas con las rodillas magulladas. Eran demasiado rígidos. Ser duro no es lo mismo que ser rígido. Esos tipos, realmente duros, lloran en cuanto les invitas a un par de vinos (¿quién ha estado ahí, joder, QUIÉN COÑO HA ESTADO AHÍ, quién se preocupa por ellos? Ni Dios, que está en sus asuntos). Pero yo tengo el truco, amigos, yo tengo el puto y maldito truco:

cede

No es otro. Amóldate sin perderte a ti mismo. Deslízate.

Cada uno de esos tipos llora en mis ojos cuando lloro. Eso no puedo olvidarlo. Tampoco quiero.

He aprendido la lección.

Hoy es mi día, y digo: qué jodido es, de cuando en cuando, vivir solo.

______________
Addenda

y sólo fue al verles de nuevo, al salir a todos esos bares de viejo, cuando volvimos a ver el sol
como dos presos comunes en el tejado de una prisión (robe).

Aquí está un año y medio de mi vida. Joder.

el momento

La novela: detenida.
Los poemas: detenidos.
Las canciones: detenidas.
La búsqueda de casa nueva: detenida.
Lo emocional: detenido.
El curro: sobre cero (que ya es algo).

La navidad es como las drogas. En realidad no hace más que hacer patente tu estado mental latente (si lo tienes).

agujero

Hay días peores que otros, no sé por qué. Hay días que te despiertas con esa mierda de opresión en la boca del estómago, como si algo fuese a salir fatalmente mal, como si algo se fuera a joder y a hacer mucho ruido en ello. Un Crash inmenso, algo así.

Y pasas las horas acojonado, apocopado, esperando la ostia que ha de venir en cualquier momento. Y pasan las horas y nada pasa, pero sabes que algo se ha destrozado. Y no sabes qué. Y esperas, sentado, a que termine de pasar algo o a que, al menos, el día se acabe de una puta vez.