Lo que vuelve al ser humano egoísta es la escasez. La percepción de escasez, sea real o no, le hace empezar a desarrollar teorías sospechosas sobre el de al lado.
La respuesta no es que la gente es imbécil y por eso ha votado al fascismo. La gente percibe escasez y se le empiezan a desarrollar los colmillos. Si tienes el hambre suficiente todo empieza a parecer comestible. Si alguien quisiera luchar contra el fascismo sólo tendría que poner su empeño en erradicar la escasez. También la precariedad, que es la posibilidad cierta de escasez mañana.
Los representantes y el programa del fascismo hablan bastante claros por sí mismos, no necesitarían ninguna otra carta de presentación para un viaje de ida a la irrelevancia si no tuvieran tanta gasolina. El cerebro, cuando percibe escasez, no entiende de más lógica que la de la supervivencia. Los 800 pavos al mes con hipotecas de 1200 y los contratos de seis meses encadenados hasta la jubilación conceden una autonomía al fascismo de (de momento) 52 escaños. Ya veremos qué pasa la próxima vez.
Los caciques, que están en el punto contrario de la escasez, seguirán votando a su ombligo muchos sí y algunos no, como todo el mundo. Son minoría. No hay 52 escaños de caciques.
¿Queréis realmente luchar contra el fascismo? Arreglad la desigualdad. La precariedad y la pobreza llevan a la locura.