«Esta web es un maldito desastre», pienso mientras miro las estadísticas y veo las 22 visitas de tipos perdidos que buscaban en google cualquier guarrada y les salió, por mera estadística milthoniana, mi página dentro de las diez primeras en el buscador avernal. Y eso que el día empezó bien, para ser lunes, porque me levante resacoso, asqueroso y deprimido sintiendo que mi vida no es, ni de lejos, lo que yo quise alguna vez que fuera.
Como un idiota me vestí y me peiné para la ocasión, fingiendo ser el niño bueno que no consigo nunca ser, y me fui al cajero a pagar la luz con un mes y medio de retraso, mirando a ambos lados por si alguien se daba cuenta de mi carácter moroso-compulsivo. O pagaba la luz o me iba de vacaciones a San Sebastián, la cosa estaba más que clara. Que jodan a iberdrola, y a ser posible con la verga de un garañón bien dotado. No sé si fue posible, más que nada porque lo único que sé es que no llamaron a ninguna empresa de recobros, y eso bien merece otra mirada.
En el curro todo normal hasta que al bueno de quetes le dió por acercarme a casa, cosa que festejé comprando unos litros de cerveza y abriendo la puerta, sentándome como si no hubiera nada más elevado que hacer y privando como un beduino tras siete años en el sahara. A privar, que es lo que toca. Y si está triste porque folló en semana santa y la piba pasa porque se va a Londres, pues a privar, que es lo que toca. Y si todo se confunde, pues que se confunda, joder, que uno no es el juez dredd.
Joder, pagué la luz, miré mi declaración de hacienda y me di de baja en la OCU. No queda mucho más que hacer hoy, me puedo sobar a gusto porque mañana tengo el día tres del curso en Prevención de Riestgos Laborales, y si no es así que se jodan todos que yo me quedo si no queda otro remedio. Cuando mire al chopito de turno le diré: no es culpa mía, yo sólo como. Y tan contentos.