«El establecimiento en una región nueva, desconocida e inculta, equivale a un acto de creación. Cuando los colonos escandinavos tomaron posesión de Islandia, landnáma, y la rozaron no consideraron ese acto ni como una obra original ni como un trabajo humano y profano. La empresa era para ellos la repetición de un acto primordial: la transformación del caos en cosmos por el acto divino de la creación. Al trabajar la tierra desértica repetían, de hecho, el acto de los dioses que organizaban el caos dándole formas y normas. Aún más: una conquista territorial sólo se convierte en real después del (más exactamente: por el) ritual primordial de la creación del mundo.»
Mircea Eliade. El mito del eterno retorno.