Cuando un cantautor (por ejemplo) ha acumulado suficientes vivencias necesita estar solo. Necesita tiempo en compañía de la guitarra, componer. Decir, porque tiene que.
Pero cuando ha terminado, cuando todo lo que se tenía que decir ha sido dicho, ya no necesita la soledad.
Es más, detesta la soledad.
Necesita cerveza en dosis ilimitadas, noches perdiendo el norte, cerrando bares. Necesita vivir lo que no ha vivido estando solo, recreando lo sido. Necesita público, espectadores. Necesita, una vez germinada la voz, hacer sonar la historia en la madera tratada de la guitarra. La historia ha sido apresada en dosis individuales. La historia se ha escrito y va a reproducirse a sí misma una y otra vez. La historia ha tomado cuerpo, se ha fijado y ha dejado de ser devenir. No es algo muerto, es algo diferente. Es algo que se reescribe sobre sí mismo una y otra vez, sin perder el ritmo.
Cuando un cantautor ha terminado de decir lo que tenía que decir, se ha quedado vacío. Sólo puede hacer dos cosas: recrear sus puzles o desbarrar la vida de nuevo, acumulando vivencias para el próximo retiro.
Aprovechando que hace una semana o puede que más, el tiempo y menda tienen un problema de sincronización, me tocó escuchar una disertación de un tal Sr. Punset, ese con el pelo cano parriba como el payaso de Los Simpson (Krasty?), recuerdo que dijo algo a la medida de los buscadores de experiencias. En realidad dijo un buen puñado de buenas ideas, historias y pensamientos. Y buenos. Solo decir que nuestro buen fotógrafo freelance de Cádiz dijo: » Lo que han dicho los demás lo cuento yo con menos palabras (había otros ponentes y tenía razón, el cabrón de Juan siempre tiene razón)pero el pequeñito del pelo ensabanao, un monstruo». A lo que iba, un hotel para ricos en Vejer de la Frontera y Punset diciendo: «Todo lo que habeis vivido, todo lo que pensais que son verdades que os ha dado la experiencia, incluso las que habeis aprendido por vuestros propios medios. Todas. Son mentira». Si señor, con dos cojones. A ver si va a ser que tiene razón el Punset y lo que nos queda es seguir viviendo, aprendiendo, encontrando, desencontrando, cagando, duchando, conociendo, descojonando, llorando, hablando, follando, nunca lamentando, odio los gerundios. Porque esto ya lo has escrito o vomitado, tu verás, pero no te queda otra que volver a escribir o vomitar, incluso cantar, esa historia que empieza cada día. La de ayer es mentira. ¿o a ver si resulta que tú eres hoy el mismo de ayer?. «Cada vez que me ves soy más feo y más guarro». Joder cómo te echo de menos y no consigo estar contigo.
Yo qué sé, tío. Es una jodienda lo de los horarios. Tiempo al tiempo (dicen). Eso sí, cuando nos veamos va a haber bajas.
No todos verán un nuevo amanecer.