Estábamos perdiendo el tiempo allí metidos. El tiempo y las ganas, las cosas que importan.
No quedó demasiado cuando, por fin, sonó el teléfono y viniste a buscarnos.
Sólo una tarde pasada, una minería lenta. Figuras. Un beso. Aroma a tierra humedecida.
Partimos en su justa mitad la hora y nos quedaron dos. Será el símbolo que, al juntarse y encajar perfectamente, nos permitirá reconocernos. Es bueno saberlo.