Hoy se me han acabado las puas. No no sé de dónde salían, la verdad, pero siempre había alguna en un cajón, o donde los cubiertos, o entre los calzoncillos, o en alguna mochilla. Después de buscar un par de horas me he dado cuenta de que no había ninguna. Siempre quedaba una en algún bolso, en el fregadero, en el armario del baño. En alguna jodida parte.
Hoy no he encontrado ninguna.
Eso, realmente, es muy triste. Es el fin de algo. No sé de qué, o no quiero saber de qué, pero de algo.
Y no voy a ir a comprar más ex profeso. Nunca me ha sido necesario, compraba algunas al comprar cuerdas, y luego… estaban ahí. Unas se iban, otras venían.
Pero han dejado de estar todas, se han esfumado.
No han dicho ni adios. Se han limitado a dejar el hueco vacío.
No queda ninguna.
Se han largado. Se han ido. Han escapado.