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de búsqueda

Y de eso estábamos hablando.

De eso precisamente.

De cómo las cosas encajan cuando tienen que hacerlo y

todo vuelve a su ser.

Porque ciertamente hay estados vivenciales que son mucho más intensos que ninguno que se haya dado. Pero me he dado cuenta de que estallan y se potencian cuando compartes. Cuando haces algo en común la vida arrasa.

Arrasa.

Y eso es, al fin y al cabo, lo que la vida busca cuando la vida busca algo. Lo que justifica los cientos de noches de garitos intentando pertenecer a algún sitio.

Lo que importa.

Lo que es,

como sentir

tu mejilla en mi almohada mientras, dormida,

puedo notar tu aliento en mi nariz.

Y la noche pasa despacio. Y yo estoy despierto. Y puedo notar cómo

tu aliento llega a mi nariz.

(¿Estás dormida, tanto?)

Lo que justifica los cientos de noches de garitos intentando pertenecer a algún sitio.

Porque al fin y al cabo todas las preguntas pueden resumirse en una. Todas las búsquedas del ser. Todo se reduce a dónde perteneces.

Dónde te sientes en calma.

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