Después de toda la tarde tomando cerveza (moderadamente) he conseguido grabar las veinte canciones de la nueva época, meterlas en un cd y escucharlas en la cadena del salón. No sé… algo falla… no sé… ¿los graves?, ¿un pelín más de agudos?, no sé, no sé…
Al rato me he dado cuenta de lo que fallaba, y para mi alivio era algo muy sencillo: las canciones son una puta mierda. Me suda la puta polla meterles reverb en grado adecuado o un buen delay, son una basura. Me encantaría que alguien me las enseñara como suyas, le hundiría, menudo calibre de basura. Y no sabía cómo llamar al cd, pues está claro: canciones del estercolero, por ejemplo. La mierda hecha música o, mejor aún, la música hecha mierda gracias a mí.
Después de sacar el cd del cacharro y pisotearlo, quemarlo con el cigarro, escupir en él, le he pedido disculpas a la guitarra y he empezado las obras completas de Goethe, sin introducciones ni ostias. Me merezco eso y más. Y guardo a Millás para castigos más ejemplares…
Cisneros se ha rajado, y puta la gracia que me hace no salir hoy, joder. Puta la gracia. Qué ganas de salir de mí mismo, de perderme en un ópalo iriscente de una vez, que ya es hora. Seguramente cuando acabe con esto empiece la noche, que aún es pronto, y empezará en la ruta virginal de los miércoles, sorpresivos e intrascendentes.
Y, peor aún, he tenido el teléfono de lele rondándome la cabeza todo el tiempo, porque la echo terriblemente de menos, a esa… a esa… a esa… personilla confusa y confundente. Menos mal que reconozco dónde está el daño y lo eludo, porque si no… (¡ja!, y una mierda, si no tuvieras la amenaza de Millás la hubieras llamado ya), y ahí estaba el teléfono, tan accesible… un par de teclitas, nada menos, y ya está. Mierda bendita, por decir algo. Menos mal que la noche está llena de sorpresas y mañana no curro, porque si no… Bueno, seamos sinceros, la echo mucho de menos, no creo que me divierta mucho. Conocer gente ya es algo, ¿no? Ir a ver qué se cuece ya es algo, joder, no puedo pedirlo todo. El caso es que voy tirando, joder. Pero qué decepción, veinte canciones a la mierda, excepto quizá… dos o tres, inspiradas directamente en la vida y el amor y demás heces.
Pues eso, que me voy, joder. Qué asco. De verdad. Qué asco. Qué puta mierda haber amado alguna vez. Mejor el rastro. Siempre mejor el rastro.
PS:
Por cierto. Ayer me apeteció, en un momento dado, comer un revuelto de trigueros y ajetes, así que me fui al ahorramás de turno. A medio camino note una punzada extraña, y de repente un dolor extremo en los huevos que me sentó en un banco y me puso un cigarro en la boca con una tímida colleja. Conseguí arrastrarme hasta el supermercado, comprar lo que tenía que comprar y, al llegar a casa y hacer introspección (manque baja, introspección) descubrí la costra pegada a mis calzoncillos, y de nuevo mis PELOTAS en carne viva. Qué bonito es el amor, qué belleza, dicen. Que les jodan. El amor sólo es bonito cuando no duele.
no curras?