A veces uno querría ser casi cualquiera. No entiendo muy bien para qué, o de qué modo, pero así sucede de vez en cuando. De vez en cuando no tengo ganas de caminar más con cargas, quiero ser liviano. Lo soy cuando tengo la guitarra en mis manos, lo soy cuando escribo casi cualquier cosa. Lo soy cuando me tomo unas cervezas con un buen amigo. Cuando disfruto porque me enajeno de mí mismo.
No quiero confundir con mis palabras. Me llevo muy bien conmigo mismo. El problema, como casi siempre, son los otros, que les da por hacer cosas que duelen y se clavan y joden y siempre joden y hacen daño y no se dan cuenta de que los palos de ciego también afectan.
Pero eso debe ser egoísmo. Lo tengo tan metido dentro que ya no lo identifico. Será así, porque está escrito. Será así, porque no puede ser de otra manera.