Hace mucho que no escribo por aquí porque hace mucho que no escribo en general. La de cosas que se pueden hacer cuando uno se rinde, cuando uno dice basta ya y entrega sus armas.
Y deja de currar fuera del curro, y deja de intentar aprender nada, y deja de tocar, y escribir y componer, y se dedica a leer, montar en bici, ver pelis y series, emborracharse sin estilo alguno y jugar al wow. Dejar pasar la vida llenándola con lo que más se acerque a la realidad en ese momento. Si es un tercio es un tercio, y no hay más discusión.
Al final era todo tan sencillo como eso, rendirse, dejar de pensar en aprovechar el tiempo. No va a durar, supongo, pero mientras tanto en ello ando y no escribo, ni aprendo, ni curro fuera del curro, ni na de na de na. Sólo respirando y dejando que las cosas pasen mientras sigan pasando.
Oye amigo, he leído este y leí el de gesto de papel y sólo quería recordarte que aquí tienes siempre la puerta abierta para pegarle a la luna unos gritos o guitarrazos o lo que sea. Rendirse es perder años de vida, de la de verdad, de esa que no tiene que ver casi nada con la muerte.
Un abrazo,
Hare
Te comprendo perfectamente. Yo ni tengo curro. Me paso el día encerrado, viendo películas y series, con un libro de Bukowski en una mano y una botella de whisky en la otra. Whisky del barato, de marca blanca. A veces suelto la botella para sacudirme la polla con porno pixelado o para coger el teléfono. Al otro lado de la linea siempre hay un idiota, o un familiar, o un familiar idiota.
No creo que la vida trate de rendirse, o no rendirse, o hacer algo de provecho. Creo que se trata de otra cosa más… pero no sé que es.
Yo tampoco, te juro que yo tampoco, joder.
No sé porqué pero me acordé de algo que leí hace tiempo en alguna novela: «si Dios existe, es un niño y este mundo es su pecera. Y nosotros somos los peces. Y él no se preocupa de alimentar a esos peces (nosotros) porque se pasa todo el día tocándose la pilila y viendo los dibujos en la tele. Así que al cabo de unos días, comenzamos a comernos unos a otros, y a cagarnos en el agua en donde respiramos. Y un día llega él y solo hay espinas de pescado flotando».
No hablo de un Dios. Dios, no existe. Nietzche eyacula en la boca de Dios y se limpia el culo con el sudario de turín. Supongo que hablo de la soledad del ser humano en la sociedad actual, de el aislamiento existencial que te devora por dentro como una bacteria carnívora que te confunde con un buffet libre.
No sé ni que digo, no debería estar escribiendo a estas horas. Un saludo.
Un perro no tiene ese tipo de angustia existencial, vive y punto. Y ahí está nuestra angustia dominando la situación desde nuestra humanidad estúpida y consumiéndonos, machacándonos hasta hacernos pedazos. Ante ese lastre lo único que se puede hacer es hacer cosas. Lo que sea. Dar una vuelta, tomar unas cervezas, tocar algo, leer un poco, comprender que el mundo existe porque te toca pero no se preocupa de nosotros, por lo que tenemos la total libertad para perderlo o gastarlo o tirarlo o rentabilizarlo o usarlo como nos dé la gana. Como nos salga de las pelotas. Todo está ahí para nosotros.
El problema es que la vida es muy larga, demasiado tiempo para cavilar. El ser humano no está diseñado para vivir más de 30 años. Está diseñado para procrear alrededor de los 20 y punto. Así era hace millones de años, cuando tallábamos piedras y hacíamos graffitis en los muros de las cuevas.
En nuestras instrucciones, la naturaleza puso «caduca a los 30 años». Pero la ciencia y el progreso se han empeñado en alargar nuestra esperanza de vida. ¿De qué sirve llegar a los 90 años usando pañales y tomando más pastillas que un cani durante una rave? El problema fue empezar a «pensar». Y ahí todo se jodió, porque vino la filosofía, el progreso, la ciencia, la tecnología miliar…
Estamos hechos para procrear, no para vivir una vida larga. Vivir es un daño colateral… Yo pienso que deberíamos morir la primera vez que follamos, como hacen muchas especies marinas de esas de los documentales. Debería haber un mecanismo que hiciera que te estallaran los cojones cuando te corres. Y que murieras desangrado.
PD: ¿que opinas del suicidio, Miguel?
Jaja, con eso de la vida me has recordado a la frase de Vonnegut: «La vida no es forma de tratar a un animal.» En una naturaleza en constante cambio (no evolución, que eso es otra cosa algo tendenciosa) hablar de que algo no está diseñado para algo es un poco relativo. Que conste que digo «un poco», porque es verdad que hay fases de adaptación en las que nuestro diseño importa, pero todo gira y se adapta. El hecho es que mi madre tiene 62 años y toma media pastilla de no sé qué al día, y tiene una salud de hierro. Y pese a que es verdad que hace cinco mil años no pasábamos de los treinta más que en excepciones, eso no deriva en que el alargamiento de la vida sea el origen del pensamiento pesimista, al menos no directamente. Si quieres buscar más datos, te aseguro que es una teoría curiosa e interesante.
El suicidio es un atraso, porque cortas de raíz la posibilidad de experiencias y situaciones que ya no van a llegar. Ahora sí, cada uno tiene el derecho de decidir cuándo quiere poner fin a su vida. Eso lo tengo claro.
Me gustó esa frase… «la vida no es forma de tratar a un animal».
Y sí, buscaré más datos sobre eso 🙂 Reconozco que mi razonamiento de «alargamiento de la esperanza=pensamiento pesimista» tiene un gran fallo que lo invalida (y del que me has hecho darme cuenta) : el pensamiento pesimista es tan antiguo como el pensamiento racional y la filosofía. Porque hace miles de años, ya había muchos poetas griegos y filósofos árabes que se cagaban en todo lo que se menea y que se preguntaban «¿pero que coño es esto de la vida?» (esta forma de resumir miles de años de cultura podría matar a muchos profesores de historia).
Por lo tanto, se puede decir que «vivir más no te hace desear vivir menos».
Respecto a lo del suicidio: si dices que «es un atraso porque cortas de raíz la posibilidad de experiencias», ¿acaso sirven de algo las experiencias cuando estás muerto? Quiero decir: la vida es juego que puedes disfrutar… mientras dura. Porque cuando mueres es «game over», fin de la partida, y toda la experiencia acumulada desaparece: tu memoria, tus recuerdos… ¿De que sirve entonces atesorar algo que vas a perder? ¿O entonces la vida se debe disfrutar por disfrutar? ¿Carpe diem?
PD: no sé porqué pero me siento identificado contigo, tío. Si a mi me das un buen RPG, una guitarra y mucho alcohol, soy feliz.
Es una especie de apuesta… en el Lobo Estepario Hesse la explica de puta madre: el tema es que una vez que cortas no existe nada, por lo tanto no pierdes ni ganas nada: pero si no cortas, existe la posibilidad de que algo suceda. A esa posibilidad me aferro con uñas y dientes, porque he comprobado que esa potencialidad se actualiza y sucede algo. Al menos hasta ahora siempre sucede algo. Eso no niega que no exista como opción para cuando no quede más opción, es decir, como salida cuando no hay salida. El tema es que la madurez de aceptar el suicidio como salida te da una carta más que jugar cuando todo carece de sentido: sé que soy capaz de terminar con esto cuando quiera, así que voy a ver qué me depara mañana.
Si fueras un tramposo el suicidio es el as que guardas siempre en la manga para cuando la partida esté definitivamente perdida, por si acaso.
NO sé por qué vivo, no tengo ni idea, sólo sé que vivir me divierte, al menos hoy por hoy. Y guardo ese as en la manga. Si la salida la decido yo es más probable que aguante hasta el fin de la ronda para ver qué pasa.
Y sí, cerveza, tabaco y juego, estoy en Orgrimmar esperando que alguien me rete… mientras espero BG.
Y respecto a los griegos… ¿a quién te refieres? porque hasta el más negacionista del sentido, Epicuro, era un vitalista brutal… maestro y guía. Ni siguiera los escépticos, con su carga metodológica tremenda, consiguieron remontar el espinoso asunto del sentido de la vida, ni los cínicos… Diogenes dando vueltas sobre sí mismo mientras disfrutaba del sol y de unas pipas de girasol y le gritaba al mundo: aquí estoy, no sé dónde voy pero podéis venir a buscarme cuando os dé la gana.
En definitivas cuentas yo, hoy por hoy, ni pienso en decir adiós: quedan muchos litros por tomar, muchos cigarros que fumar y algunos coños que conocer personalmente. Pero sigue siendo una opción ponerle freno a todo. Definitivamente.
Vivir más, como dices, no te hace desear vivir menos. Vivir más te hace desear vivir mejor, y no me refiero a coches ni a casas ni a pasta, sino a eso que sabemos entre líneas que es vivir mejor. Precisamente a eso.
Recuerdo ahora una frase del Perich como colofón a todo lo que se ha dicho:
Y sí, la vida, aun sin sentido, se disfruta. Cuando se disfruta. Y mientras se disfruta es importante, porque es divertida. No por nada más uno no acelera el gatillo para llegar a casa rápido. Cuando no se disfruta… siempre queda un as en la manga reclamando su espacio.
No estoy preparado para responderte. Mientras leía tu última respuesta, lo supe.
No puedo explicarlo. Pero te aseguro que seguiré leyendo tu blog. Si es que tienes algo que decir.
Claro que estás preparado para responderme. Todo el mundo habla desde su experiencia, que incluye lo vivido, sean experiencias vitales o lecturas o reflexiones o cualquier cosa. Y el valor de ese punto es que es único. Nadie más está en tu cabeza.
No puedes permitirte pensar que eso no es suficiente, porque lo es todo, es irrepetible e insustituible.
Nada menos.
Cierto. Bueno, creo que cuando digo «no estoy preparado» hablo de que en el fondo pasa que no tengo nada interesante que añadir a todo lo dicho. Seguir hablando sería una especie de ejercicio onanista para el disfrute de los voyeurs que vengan por el blog. Lo cual es divertido, porque negarlo. Una cosa, ¿no te da reparo que la gente que te conozca lea cosas personales que publicas? Lo digo por contar alguna intimidad… A mi me daría algo de pudor, no me atrevo. Tal vez anónimamente.