La desesperación me llevó al palomar, donde retomé el «Cuaderno Amarillo» de Salvador Paniker con la esperanza de que me aburriera.
Pero con este tipo es imposible. Filosofía y Mística me dio el patadón, el Cuaderno Amarillo es, sin embargo, una cosa extraña. No deja de ser una especie de ensayo, pero con muchos matices de su propia vida (para eso son unas memorias) que enganchan. Que hacen pensar. Completamente al hilo:
«Podría, sí, endurecerme como hacen tantos, pero prefiero ser yo mismo con mi vulnerabilidad a cuestas; ser este que hoy semisollozaba de importencia y frustración, que suplicaba/increpaba al deus absconditus. Mi hija atrapada por el destino, o golpeada por el azar o como quiera decirse. Mi hija sufriendo en un hospital de la ciudad. «¿Qué hemos hecho mal?»»
«Me temo que va a ser preciso dar un rodeo. Ante todo, unas palabras sobre el ego. Sucede que el ego es un invento tan útil como angustioso. De un lado se produce la confortable (y artificiosa) sensación de identidad: yo soy alguien; de otro lado, hay un transfondo de exasperación en la vida contemplada desde el ego. Digamos que, contemplada desde el ego, la vida es un absurdo, en el mejor de los casos una broma de mal gusto; estar en un tiempo aquí (en el mundo), ser consciente de que se está aquí, y luego desaparecer para siempre.
Ahora bien, desde un punto de vista transpersonal la perspectiva cambia. Si no hay ego, tampoco hay muerte.»
Curioso.
En otro orden de cosas, he conseguido fregar el salón. Parecía de pegamento, en vez de parquet. Sería perfecto limpiar los lunes. Tendría la casa limpia algunos días. No es fácil mantener el orden en un lugar por el que pasa tanta gente.
En otro orden de cosas leer a Paniker me ha tranquilizado algo más, pero a veces pierdo el hilo y me pierdo a mí mismo en lo que recuerdo de ella.
En otro orden de cosas sigo fumando como un bestia.
En otro orden de cosas vivir solo me encanta, pero ayer me hubiera quedado en casa de mi hermana. Y no es por la gente, sino por las cosas. La próxima reunión en mi casa será una cena tranquila, una peli y a dormir.
Ni yo mismo me lo creo.
Esa intimidad… y sobre todo la levedad de los días. Ahora necesito que sean una descarga emocional o nada. Ayer comprendí que también necesito la calma, pero que a veces jode más.
Supongo que sigo hablando distintos dialectos conmigo mismo, y la comprensión no siempre es precisa.
En otro orden de cosas, me voy a la ducha y al curro.
En otro orden de cosas estoy utilizando el explorer porque no quiero abrir mozilla. No quiero leer el correo. Ayer le mandé un par de ellos.
Gilipollas que es uno.
Hola, me gusta mucho leerte pero agranda la letra por favor. No leemos;-)