Completamente al hilo del asunto de salir de kombate, leo en el autobús lo siguiente:
«El quid está en tener experiencias. La mayoría de las personas anda por la vida sin tener experiencias. O tienen prisa o están muy ocupadas en sus propios pensamientos. La experiencia, si es de verdad, es experiencia no disociada. (Esto ya lo descubrió la Gestaltpsychologie.) La experiencia radica en el presente. Y no sólo la experiencia radica en el presente: la experiencia es el presente, y el presente es la experiencia. La libre circulación de los estímulos sin interposición de bloqueos ni mecanismos de defensa.
En el límite, la genuina experiencia es la superación de la dualidad sujeto-objeto. Pero yo no puedo hablar de esa experiencia porque el sujeto de la misma ya no soy «yo». Un personaje de Eugene O’Neil (A long day’s journey into night) narra la «experiencia» de cuando una vez se sintió libre, tumbado en una embarcación que navegaba a catorce nudos, mirando a popa, el agua con espuma por debajo, el ritmo cantarín del viento, él disuelto en la mar y las velas blancas… I lost myself, I was set free. Era como salir de una jaula.»
Evidentemente, evidentemente. A eso me refería. Estoy empezando a encontrar a este hombre parecido. No puedo poner ahora mismo otras reflexiones que me han llenado de curiosidad, pero ya lo iré haciendo. Por si no es suficiente lo de arriba junto con lo del kombate, dejo otras palabras (también sacadas de «Cuaderno Amarillo», de Salvador Paniker, Plaza & Janés Editores, 2001):
«En el budismo no hay lugar para el esfuerzo. Compórtate con naturalidad y sin hacer nada en especial. Come tu comida, defeca, orina y, cuando estés cansado, acuéstate. Los ignorantes se reirán, los sabios comprenderán.»
Tang Lin Chi.