Y me dijo ¡mierda!, ¡te has perdido!, ¡ya no eres el que eras!
Agarré el litro y le di un vuelco.
La cogí de la mano y la obsequié con un estulto silencio.
Y le dije.
Es posible.
Pero sigo teniendo pelo.
A tontos pa los tontos de tontos.
Tortúrame lo justito, anda.