Parece que vuelve el sol, y con él las ganas de ir escribiendo un poco más. De ir viviendo un poco más en general, supongo. De soltar amarras y buscar la derrota, soltar lastre. Emigrar.
Debo escribir con cuidado, el excesivo contacto que últimamente he tenido con el chat del Wow hace que tenga que corregir faltas de ortografía cada dos o tres letras. Un acentito aquí, una b por una v… una h que no se vió… somos lo que vemos, y a qué velocidad nos transformamos…
Lo cual a veces se nos olvida.
Nos transformamos con facilidad cuando la situación lo requiere.
Somos cambiantes.
Nos es fácil cambiar.
Al menos, a nuestro inconsciente le es fácil. Con el consciente hay que librar otras batallas. Pero quiero recordar que cambiar es algo ligero, y que es mejor migrar que languidecer en un cenicero viendo pasar los días como si fueran algo inevitable, agostado y dolorosamente lento. De momento eché mi anecdotario-curriculum al lugar que me recomendó mi hermana Carol (que ahora mismo estará examinándose del práctico del carnet de conducir, ¡suerte con esos imbéciles!), y esperaré a ver por dónde va saliendo el sol y poniéndose el viento.