Al final no fue todo tan complicado, tan grave, tan importante.
No cambió nada, sólo que dejó de parecerme tanto. No era nada. Era lo que es. Conducir un rato. Una buena comida. Un buen encuentro. Después todo lo demás se diluye, se esfuma. Va desapareciendo con el lucir de lo que no es transcendente. Lo que trasciende es que de algún modo estamos aquí, haciendo esto.
Nada es tan bueno, nada es tan malo. Todos hacemos lo que podemos desde lo que somos.