En algún momento desperté.
En algún pensamiento idiota,
en alguna extraña consciencia de mí mismo
frente al televisor. Quizá mirando el televisor, sí.
Quizá desperté por no dormir más,
o quizá me metí en mí mismo cuando no mirabas,
o cuando me dio por mirar.
Vete tú a saber.
La cerveza está fría. Siempre está fría.
Es un sucedáneo de la vida que vive cuando
la vida no.
– Pero dime si no es poco.
Poco es un poco más que nada. Poco
es como si algo tuviera sentido de algún
retorcido modo. Poco es como si en las puertas
de tu casa decido tomarme el café fuera,
en el rellano.
Poco es, justamente,
como si hubiera casa, como si hubiera rellano.
Como si hubiera un interruptor para dar luz al pasillo.
Como si hubiera una escalera que me lleva a la calle.
Como si hubiera un telefonillo abajo en contacto contigo.
Como si tuviera piernas para subir las escaleras.
Por idiotas. Podían haber hablado antes,
cuando aún había algo de qué hablar.