Sobre tus caderas
encuentro el mensaje que
me legas: una oquedad abierta
es mejor que doce depresiones,
el polvo a tiempo te permite respirar
de nuevo, conductos destupidos por el
reconocimiento, un coño en tu boca
limpia las palabras obscenas
que utilizas:
encuentro,
cadena,
sacrificio,
entrega,
amor.
¿Qué es el amor sino
la tranquilidad de espíritu?
De otra forma es un atentado
contranatura y antihumano,
algo tan basto no tiene lugar
en este barco.
¡Limpia tu alma periclitada!
¡Olvida tus naderías!
¡Te ofrecemos una forma
legal de sentirte tú mismo!
¡De sentirte bien!
¡De ser humano!
¡Admira como tu autoconfianza crece!
¿Magia?
No, es lo pactado.
Se abre tu cuerpo perlado
con el solo contacto de mis manos,
tus caderas al fin consoladas
me introducen gustosamente en la
humanidad, de la que no debí
?piensan? salir jamás, que
cálidamente me acoge.
En tu puerta dejé lo
que yo decía más preciado.
Era fundamental, era un jodido
carajo molesto. En tu puerta
ya no me espera. Lo han recogido
los servicios de limpieza
del ayuntamiento.