Coges la copa de juanito el caminante como si fuera la misma vida
(y si las calles lloran tú reza,
y si las calles lloran tú anestésiate con la cerveza)
A lo mejor te has tomado dos copas de más (juanito)
a lo mejor todo ha sido normal mientras te reías, y has conocido a un tipo que pasó las últimas vacaciones en marruecos
y te has reencontrado con un gran poeta (joder, tronko, si no fuera por la política quizá todo sería más cercano, aunque nada está lejos)
y con un psicópata (has quedado con él para mañana)
y lo que no quiero decir que me ha pasado (y es una memez) pero ha pasado
y has estado genial, en tu sitio, lúcido en el alcohol
(ella amaba eso y otras cosas de mí, pero, aunque lo niegue (que no lo hace) sobre todo eso, lo amaba tanto que surgieron tantas noches así, tomando lo que fuera, lúcidos en el alcohol, antes de que te sentara mal (lo que te sentaba mal era ella) antes de que fuera un peligro, las últimas noches con ella, sobre todo la última, después del 14S, fueron así, aunque los más cercanos no lo entiendan es diáfano)
tienes un par de teléfonos a los que llamar (¿llamarás?), la vida está llena de vida ahora (¿joder, por qué no antes?) y uno solo al que no debes llamar. Joder.
Llegas a casa con la conciencia de haberlo pasado bien (voy repartiendo la vida que se me escapa en tragos lentos en sus bocas mientras me voy muriendo) Una buena juerga del copón bendito. El tobillo duele mucho, pero no tanto como el pecho. Los juanitos deambulan en mi estómago. Hiciste el reparto de vida, tomaste la parte que te dieron. Vampiros, creo, repartiendo vida. Rosa tiene mucha vida, para dar y tomar. Para cubrir tus carencias. Es genial. Todo da vueltas. Sobre la frente despejada de nuestras cabezas.
Todo sigue, pese a todo. No quiero conducir a equívocos, todo fue genial. Pero hubo la llamada. No debo decirlo, eso echa las cosas para atrás. Pero lo hago. Fuera. Segundos fuera. KO.