Ineluctable realidad de nuestro
carácter efímero. Lo encajo
bien, uno se cansa de todo tarde
o temprano.
Ineluctable realidad de nuestro
carácter arbitrario. Vaya, eso
ya duele. «Caminante…»,
construye tú mismo desde
tu cimento vacío.
Lo que puede ser cualquier cosa no
es propiamente nada.
El humano inventa el
juego, su divertimento de
valores y juicios.
Jugamos a dioses venidos
a menos, y jugamos las reglas
con puntualidad exquisita.
Caminos de cera.
Toma mi mano y aprieta. Haz
que duela. Que me llame por
mi verdadero nombre y recuerde:
el hambre, la sed, el sexo…
Más allá de ahí y así,
sin matices, sólo quedamos
nosotros contando cuentos en
nuestro invierno.
Ineluctable realidad de nuestro
carácter arbitrario. Trae pronto
un inmóvil, me estoy
desangrando.