Vamos de bares y aceptamos agradecidos
sus ofrecimientos, pasaportes a otros
lugares donde risa y felicidad
cobran sentido.
Vamos de bares, nos gusta
aburrirnos juntos. Tomarnos
de la mano y tocarnos
en los parques. Compartir
saliva juntos, intercambiando
lenguas y verdades veladas y
espuma de cerveza.
Allí, al fondo, nos espera lo
que llamamos mundo. No
tenemos prisa, de nada sirve
acelerar lo inevitable.