Sigo estudiando como si no hubiera otra cosa más interesante que hacer. Esta mañana he ido al banco a solucionar una de esas imbecilidades producidas por el hecho de la misma existencia de los bancos. Acabé lo que tenía que hacer con toda la celeridad que me fue permitida y al salir una señora con un perro me pregunta si tengo prisa. Ni buenos días ni leches, directamente la pregunta. La veo tan interesada que le respondo que sí, para que no piense que toda su preocupación ha sido en vano, y entonces me dice que lo que quiere es que me quede cuidando de su perro mientras ella entra al banco. Me pellizco un escroto para comprobar que no sigo en la cama durmiendo, miro a otra parte y sigo mi camino. Llego al curro y me dedico a lo único que se puede hacer cuando no hay trabajo apremiante: a llenarme de mierda hasta las axilas solucionando marrones. La mañana avanza rápida y vienen a decirme los del sindicato que me van a hacer indefinido, reafirmando mi impresión seriamente contrastada de que los sindicatos se dedican exclusivamente a colgarse medallas sin merecimiento alguno y a meter la pata compulsivamente en las conversaciones sobre futuros convenios. Llega la hora y Pavón me trae a casa, donde realizo en quince minutos una página web para un colega y me meto a saco con la filosofía de las ciencias sociales, que parecen seguir la misma mierda del positivismo lógico que la ciencia normal hasta que la mierda del historicismo la sustituye para terminar concretando que lo único que es fiable es lo que nos sale de la cabeza (lease, matemáticas y lógica), cuánto tiempo perdido desde que ya lo avanzara Vico hace la ostia de años. Me voy encuadernar unas fotocopias y a comprar papel del kk’s y a por un enchufe para nuestro periclitado baño que no hace más que producir cortes de luz como una puta factoría. Vuelvo, coloco el enchufe y los cortes siguen su ritmo imparable. Corto el cable, descubro que el de tierra está cortado por varios puntos y le agradezco a los dioses de la electricidad el no habernos matado de un zambombazo hasta ahora, así que de algún modo vivo tiempo prestado. Termino de poner el puto enchufe y son ya las ocho y media. Lore se va a cenar a casa de Víctor y Leti, la despido con un nos vemos y me pongo a estudiar. Lo dejo. Hago una ensalada de pasta, veraniega. Me como algunas chocolatinas de las que aún quedan de mi última crisis de chocolate. Tiro la basura, veo los Simpson y me pongo a escribir esto. Me vuelvo al estudio, que aunque no tiene nada que aportar sí que es de una utilidad innegable: produce aprobados.