Y más estudio, y más estudio, y más estudio. Se prevé que me hagan indefinido, cosa que me alegra, pero todo son rumores. La guitarra sigue bufando, me relamo pensando en el material que voy a sacar para el diario cuando vaya a cambiarla o a que me la arreglen, según prefieran. Y más estudio, y más estudio, y más estudio. Defcon tranquilo. Defcon horrible. Mierda de defcon. Odio el estado defcon. Espero que vuelva, hoy no he hecho nada aparte de estudiar, así que no hay cena rica ni nada por el estilo. Ella llega a las nueve de la facultad. Espero que no haga falta la cena. Jeje. Tras la ventana la calle. Está ahí, puedo verla. Está en todas partes la estúpida vida cristalizándose en cientos de estúpidas formas. Ayer fui a ver Matrix Reloaded, me sobró tanta ostia y tanto imbécil a mi derecha. A la izquierda estaba Lore, sufriendo por mí. Un gesto muy bonito que he aprendido a apreciar con el tiempo. Imbéciles a mi lado bostezando en el diálogo entre el Arquitecto y Neo, pero que, sin embargo, decían todo el tiempo «¡qué pasada!» durante los anuncios previos, sobre todo en ese de Tiger y el formula 1. Recuerdo el momento preciso en el que dijeron esa frase, fue cuando la bola de golf se queda pendulando en la llanta del F1. La estupidez tiene múltiples formas, pero cansa. Por cierto, señor Gary, debo decirte que si viniste a Alcobendas viniste a mi barrio. Jeje, qué cosas. Quién lo iba a saber. En el momento en el que tú te introducías en el probador yo me consumía febril en la cama.