Un imposible cigarro
pende de la boca de ella
mientras me deja colarme en su
entrepierna, estando
en esta tarde
de domingo por la tarde
en la que el tiempo se
acelera.
Un imposible viaje
ribeteado de espera,
de años mirando con ojos
inquisitivos los ciclos
mecánicos del viaje a
ningunaparte.
Y ella es posible que esté
en otro sitio, en algún punto
remoto escribiendo poemas
y tomando cerveza al sol del
mediodía.
Imposible rescate.
Imposible enlace.
Fin de la transmisión.