Seguro que -espero que- es la última vez que hablo de esto. No lo sé. Siempre estuvo perdiendo en todo, excepto en lo esencial. Se ha acabado el gas, he tirado el mechero, pero aún así todo sigue sucediendo, impasible, como si nada hubiera pasado. La cierta libertad que da un blog sin apenas visitas es que puedes rememorar lo que te dé la gana. Para eso lo hago, joder. Para eso lo pensé. Lo cierto es que aunque se acabó el gas, todo sigue sucediendo. Aunque tiré el mechero, todo sigue sucediendo.
Y no sé quién, ni por qué, pero el tema, colega, es que te ganaron por la mano.
Yo quería zanjar este tema con un «te daré un fuerte abrazo cuando te vuelva a ver, amigo», pero parece que el cuerpo no quiere. No sirve de nada, pero el cuerpo quiere seguir mirando. Parece que a la cabeza le gusta repetir, como si el recuerdo pudiera repetir lo que no existe de tal modo que pudiera seguir existiendo siempre.
Si es por eso, amigo, quiero repetir para hacer que el recuerdo haga parecer que seguirás existiendo siempre. Te ganaron por la mano, no sé quién, no sé por qué. Pero te ganaron. Ahora me toca lo mío, repetir y repetir para que no dejes de existir, por muy ténue que sea el modo, nunca.
Repito: te daré un fuerte abrazo cuando te vuelva a ver, amigo.