Todo lo que entra en mi cabeza lo hace para nada. Mi cabeza es un destornillador de vodka con naranja que ve pasar las cosas mientras las cosas pasan, pero que carece de trascendencia alguna. Todo lo que por aquí pasa se esfuma, se evapora, se elipsa, desaparece, burbujea, toca a su fin cuando la última nota suena o la última hoja pasa.