No es razón enojarse contra las cosas, pues ellas no se cuidan de enojos.
Marco Aurelio. Meditaciones.
Me temo que he estado todo el día en el campo, sintiéndome bien. Me temo que tenía la nariz como un tocón de madera. Sólida. Alérgica. Colapsada. Tupida. Me temo que después estuve en casa sembrando unos geranios, un poco de albahaca. Con las uñas de luto, negras. Tocando la tierra, que se tocaba a sí misma a través de mí. Después miré el resultado, abrí una cerveza. La noche tocaba a queda. Callada, muda, queda. La ventana estaba preciosa mirándome a la cara mientras yo miraba la tierra sobrante sentada en el cubo de la basura.