Es que así… es impensable no trabajar. Es todo tan sencillo…
Me temo que este es un camino de no retorno, al menos hoy por hoy. Mañana ya veremos.
Un, dos, tres… me duele la cabeza. Me giro. Tomo un segundo de tiempo y respiro.
Todo está en su sitio.
Es complicado comprender que nada se mueva cuando respiro.
Es sencillo interpretar las causas: todo está en su sitio, bien engrasado. Tocando la madera del escritorio me digo: ya está bien de perder por un tiempo. Ha cambiado el aire. Ha cambiado el signo.
A mi alrededor todo es nuevo (literalmente, por la pintura y esas cosas), y parece tranquilo. No sé si tengo pasta, no sé si tengo tiempo. Pero, de algún modo, lo tengo todo.
Y todo es tan tranquilo…