He estado bebiendo hasta no poder más.
Hasta no acordarme de las doce horas que pierdo cada día
ganando el pan de cada día.
Hasta olvidar tocar la guitarra que me abraza.
Hasta no poder sonreír.
He ido al baño a trompicones y me he apoyado en la taza.
He vomitado.
Después me ha dado por mear,
haciendo ejercicios de puntería.
Después me he mirado en el espejo.
Joder, estaba sobrio.
Tengo que volver al empezar.
Lo malo de los espejos es que siempre
están
cuando menos los necesitas.
De walking around my table.