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mary jones

1.

Cuando me despierto noto un dolor lacerante en las muñecas y una pequeña multitud me está gritando "bruja, bruja" en un griterío bastante desordenado. Me resulta un poco extraño, porque lo último que recuerdo es coger un menú en el Burger King e irme a casa solo después de un día horrible de trabajo. Tengo las manos atadas a la espalda tras una estaca, estoy de pié sobre una pirámide de leños y un hombre esquelético con una antorcha se me acerca con cara de llevar algún tiempo esforzándose demasiado al ir al baño.

–Sabes que no solemos dejar hablar a las brujas para evitar que nos ablanden, vieja Mary Jones, pero aún recuerdo lo bien que punzaste aquellas dolorosas bubas de mi axila y creo que algo te debo por ello además de la docena de huevos y los tres riñones con los que te pagué, así que voy a dejarte hablar. Ninguno de estos tiene todas consigo cuando se refiere a ti, tienes una oportunidad. Tampoco te voy a engañar, no es una muy grande. No te va a ser fácil librarte de esta.

Se gira hacia la multitud y levanta ambos brazos pidiendo silencio.

Fenomenal. Si esto fuera una película comenzaría a nombrarles uno a uno y enumerar las veces en las que les fui de alguna utilidad, pero no conozco a ninguno. Carraspeo, mi lengua enorme y seca ocupa casi toda la boca, deben haberme tenido bastante tiempo sin agua. Miro uno a uno para encontrar al que pueda ser un buen punto de partida.

No tengo ni idea de por dónde empezar.

–Amigos –carraspeo– soy la vieja Mary Jones. Todos vosotros me conocéis. Todos vosotros habéis acudido a mí alguna vez. Esto no es…

En ese momento un grupo de soldados entra en la plaza y forma un círculo a mi alrededor, uno de ellos se acerca a mí y me desata. Se gira y les habla.

–No vamos a permitir quemas sin juicio, ya lo sabéis. Vamos a dejar pasar esto siempre que abandonéis la plaza inmediatamente y os vayáis a vuestras casas. Después del juicio, si es culpable, volveremos a vernos aquí.

La cara del amigo esquelético parece de alivio. Las demás no tanto, algunas sí, otras no, pero por lo que puedo ver la mayoría parece bastante contrariada.

2.

Después de un buen rato en un carro tengo los huesos molidos, he sentido todos y cada uno de los baches del camino en mi espalda. Si me dejan hablar en algún momento creo que podría enseñarles un par de cosas acerca de las suspensiones. Al menos acerca de su existencia, porque si lo pienso un poco tampoco es que tenga mucha idea sobre cómo funcionan.

Esto es un sueño. Tiene que ser necesariamente un sueño. Seguramente ahora mismo estoy dormido borracho en mi cama en pelotas, la digestión de la hamburguesa y las patatas está haciendo destrozos en mi pobre mente agotada. Mañana terminaré el informe de la presa y finalmente no será tan negativo como debería. Un linchamiento público al mes, por mucho que sea en medio de un sueño, debería ser suficiente. Entraré en el despacho de Javier y le diré que está bien, que puedo dejarlo pasar siempre que amplíen los plazos de ejecución. No soy el único que está poniendo sus ojos en esto, no tengo toda la responsabilidad. Si los que tienen que venir detrás de mí no hacen lo suyo no es culpa mía. Espero recordarlo cuando me despierte, dejar los quijotismos para otros.

El carro se para. Uno de los soldados entra y me pone un saco en la cabeza antes de sacarme por la escalerilla en la que tropiezo y estoy a punto de caer. Me levanta tirando de mis sobacos y me pone en pie, me guía a alguna parte. Me sienta en una silla. Puto Burguer King.

Me retiran el saco de la cara. Dos de los soldados salen por la puerta. No sé si son parte de los que me han rescatado o si son otros. El tipo que está sentado frente a mí es el mismo que me desató antes. Me sonríe.

–Tienes que acabar con esto.
–Perfecto, dime cómo. ¿Despertando?
–Amiga mía, no estás soñando. Todo esto es obra tuya, pero no es así como funcionan las cosas.
–Me llamo José.
–Encantado. Tienes que llevarme contigo fuera de aquí.

3.

Hay algunas tendencias de pensamiento que sugieren que lo único que existe es la nada, y que nuestro universo es el resultado de puntuales fluctuaciones del vacío. Es algo muy Parménides, en realidad. Si no existe nada no debe existir nada ni nada va a existir, pongamos… mañana, porque no hay cosa alguna que pueda venir de la nada. Pero, según las opiniones de esta gente con severas taras mentales, si en la nada absoluta que compone lo que es (¿lo que no es?) surge un algo y su contrario al mismo tiempo no se está rompiendo ninguna regla. Si de la nada surge una realidad y, al mismo tiempo, la contraria que la anula, la suma sigue siendo nada. Es sólo cuestión de tiempo que se encuentren, se extingan entre ellas y todo vuelva al vacío inicial. Precioso.

El hombre del pelo ensortijado que está frente a mí y del que sólo puedo decir, yo sí, que no se nada, me está explicando eso en este momento.

Estamos comiendo pollo asado y vino de unas jarras de barro. Eso, a mí, ya me parece algo. Está rico. Mucho mejor que lo del Burger King. El vino es terroso, pero su sabor es mucho mejor que el de la cerveza en vaso de plástico. El pollo tiene un sabor intenso, bruto, algo desagradable por ello, pero sigue siendo pollo.

Yo estoy pensando intensamente en las clases de filosofía de 3º de BUP. Recuerdo más o menos lo mismo que de las suspensiones.

–OK –le digo–, entonces yo existo.
–Yo también lo hago ahora mismo, pero creo que lo tuyo es diferente, aunque no puedo saberlo a ciencia cierta. Digamos que hay ciertas señales. Una de ellas, por ejemplo, es que no recuerdes ser la vieja Mary Jones y sí un tipo en otro mundo. Si eso es cierto yo existo en tu fluctuación.
–¿Cómo lo he hecho?
–Y yo qué sé.
–Perfecto. ¿Cómo has sabido que yo…?
–Por que le estás robando existencia a mi mundo. Eso es todo. Estás cargándote todo esto.
–¿Cómo puedo cargármelo si lo he creado yo?
–Pues ese es el asunto. Es tuyo.

El tipo está zumbado.

4.

He dormido mal, a trompicones. El vino me ha ayudado bastante, pero no lo suficiente. John, el tipo del bigote, viene a verme a primera hora con un par de tostadas, leche y miel.

–Tengo mapas. Ese pueblo no existía ayer. Yo lo recuerdo existiendo ayer, pero no lo hacía.
–¿Cómo lo sabes?
–No lo sé. Pero tengo mapas. Hice mapas.
–¿Cómo puede ser que no cambien cuando la realidad lo hace?
–Oh, los mapas cambian, pero tengo la sensación de que lo que estaba ahí hace un par de días no es lo que estoy viendo ahora. Si me fuerzo no me recuerdo dibujando eso.
–No tiene sentido.
–Tienes que llevarme contigo. Mañana no me acordaré de nada. Quizá en un rato sea tarde. Quizá te esté juzgando por brujería antes de que puedas darte cuenta. Hay fluctuaciones del vacío más antiguas que otras. En algún caso la némesis de una realidad se aleja tanto de su original que la hace más estable en el tiempo. Quiero vivir en esa.

5.

Me atan al poste, una pirámide de leños de madera a mis pies. Ardo en un tremendo dolor hasta que me despierto, resacoso, en mi cama. Voy a intentar paralizar el proyecto. Esa presa no le va a venir bien a nadie. Voy a entrar en el despacho de Javier y voy a decirle que no puedo apoyar el proyecto. Ella se despierta, me da un beso. Le paso los dedos por el pelo ensortijado, le sonrío, me quito los calzoncillos y voy detrás de ella a la ducha.

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