La historia del ser humano ha estado siempre condicionada por lo que es el ser humano. Eso, la mayor parte de las veces, se olvida. Parece que lo más razonable es lo que es. Tanta gente pensando no lo hace para nada, ¿no?
¿Y qué es el ser humano? Pues más o menos esta mierda plagada de buenas intenciones, en el mejor de los casos. En otros ni siquiera eso. Lo importante soy yo y mi grupo, debilitar al resto de los grupos para que no lleguen a suponer nunca una amenaza. Esos son nuestros registros. Cuesta mucho tiempo llegar a conclusiones distintas.
El sistema sabe que está asentado sobre una injusticia, por eso existen los impuestos. El mismo sistema sabe que es injusto, por eso existen las indemnizaciones por despido. El mismo sistema sabe que no está siendo del todo justo con todos, por eso existen los días libres, las jornadas de ocho horas. La sanidad pública, la educación, la justicia. Todo aquello contra lo que lucha al que le va bien.
En un sistema de por sí equitativo no haría falta repartir nada: cada uno tendría lo suyo. Esa sería una sociedad realmente civilizada, desde luego no la nuestra. Lo material no da la felicidad, pero la falta de lo material nos empequeñece, disminuye nuestros cerebros centrados en la supervivencia. Nos volvemos tontos. Eso reduce nuestra amenaza.
Cada vez que escucho a alguien argumentando que los impuestos, que se hacen cargo de la educación, la sanidad, las pensiones, la justicia, son un robo a mano armada, me pregunto si son conscientes de que utilizar el trabajo de otro ser humano pagándolo a medias y apropiándose de la plusvalía es el verdadero robo a mano armada. La mano armada de las necesidades de los demás.
Me pregunto si no son conscientes de que el propio sistema lo sabe.
(Aunque engañarnos a todos es realmente engañar al sistema, porque el sistema somos todos).
¿Por qué no lo hacen por su cuenta? Por la economía de escala, los medios de producción de todos son más caros de lo que cada uno de nosotros puede ganar en toda su vida. Y porque tendría que asumir las condiciones. Ser el que sufre un robo no es exactamente lo mismo que ser el que roba.
Si me pagases lo que genero y no te estuvieras quedando con una parte de ello, ¿por qué tendrías que indemnizarme cuando me despides? ¿No has pagado ya mi trabajo? ¿No estamos en paz?
No, no lo estamos. No, el sistema no es equitativo. No, no somos una sociedad civilizada. Somos una sociedad anclada en cierta parte de lo humano que no es lo mejor que puede dar de sí.
Es necesario que las empresas que no pueden permitirse pagar un salario justo que permita una vida decente cierren. Y lo es por un motivo muy concreto: mientras se permita que existan constituirán una competencia desleal con respecto a las empresas que sí lo hacen.
Además, en teoría, ese es su rollo: si una empresa no es rentable cierra, otros vendrán que lo hagan mejor. Sostener a empresas que pagan salarios de miseria mediante convenios particulares de empresa o legislación ad hoc deforma el sistema.
Las empresas no están en burbujas individuales, compiten con otras. Una empresa que no paga los salarios que debería está compitiendo con ventaja frente a las empresas que sí lo hacen. Una empresa que utiliza la ingeniería fiscal para pagar menos impuestos está compitiendo con ventaja frente a otras que no la utilizan. Una empresa, una sola, que hace el mal, tiene ventaja en la competición y fuerza a las demás a hacerlo si quieren sobrevivir en el ecosistema empresarial.
Es un círculo vicioso: compramos en Amazon porque no tenemos un puto duro y es más barato, y no tenemos un puto duro porque Amazon ha tumbado los costes salariales y fiscales hundiendo a las empresas que pagaban sueldos decentes.
Es una goma que tira hacia abajo, un agujero negro. Si permitimos que esas empresas tengan ventaja estamos forzando a las demás a ir cada vez más abajo para ser competitivas.
La gente con sueldos de miseria compra en tiendas que promueven esos salarios porque sus precios son injustamente competitivos, en un camino inexorable a la miseria.
La gente no tiene culpa alguna más allá de la pura necesidad. Compran en Amazon, pagan en negro todo lo que pueden. Pero no están siendo crueles –están pidiendo ayuda a gritos. No pueden hacer otra cosa.
Si aquellos que están enriqueciéndose encuentran formas de hacerlo más aún gracias al sistema es este el que falla. Ningún estatuto de ninguna empresa tiene en sus objetivos mejorar la sociedad más allá de un reclamo publicitario, el objetivo de las empresas es ganar dinero para sus accionistas. Es la legislación el poli malo que tiene que asegurarse de que la sociedad mejora. Las leyes las hacen los políticos. Los empresarios pagan a los políticos. Eso es porque el ser humano es humano. Cuesta mucho tiempo llegar a conclusiones distintas. Esta es una guerra que estamos perdiendo constantemente.
Yo no compro en Amazon desde hace un par de años. Porque puedo permitírmelo. No hay que culpabilizar al que lo hace porque no puede evitarlo (está pidiendo ayuda), hay que culpabilizar a la legislación que permite que Amazon tenga la suficiente ventaja competitiva como para arrastrarnos a todos a la miseria.