Bueno, osquitar, ya tengo dientes, me salieron hace un par de semanas.
Estoy aprendiendo a hablar otra vez, y a cantar, que se descontrola el aire después de tanto tiempo sin riendas y no hace lo que debe sino lo que le apetece. Ahora todo tiende a vocalizar a la vez, tanto lo que tuvo que usurpar funciones en la ausencia de dientes (labios y lengua), como las nuevas estructuras que mi cerebro todavía no tiene mucha idea de cómo utilizar correctamente, el resultado es que todo a la vez intenta hacer lo mismo y… seguro que puedes imaginarte el churro de resultado y la cacofonía que resulta.
Estoy super contento, parece que todo ha ido muy bien. Ahora cualquier cosa que haya que masticar es un manjar de dioses (y un esfuerzo que no veas, no veas lo injusto que es que en ocho meses sin utilizar los músculos de la mandíbula se pierda todo el entrenamiento de una vida dedicada a comer con glotonería, ¡qué puto cansado es masticar ahora! qué cansinez mandibular, qué agotamiento!)
Así que estoy haciendo esfuerzos inhumanos, casi divinos, hercúleos, para no recuperar los 20 kilos que he perdido (y me siguen sobrando 30, estuve más de 50 kilos por encima de mi peso, glup, parece ser que todo lo que hago, hasta engordar porcinamente, me lo tomo muy en serio y me dedico a ello con disciplina).
Hace un par de domingos caminé 40 kilómetros, siete horas y algo caminando, fue cansado pero al mismo tiempo… empoderante. No veas cómo me dejó constatar que soy capaz de eso sin morir (morir aquí, en sentido laxo, incluye cualquier tipo de lesión limitante) o sin que me arrastre un tractor contra mi voluntad (demasiado lesivo, que te arrastren deja laceraciones y parece ser que, por motivos que desconozco y no sé si comparto del todo, no se computa como ejercicio físico en la xiaomi mi band, es soprendente pero no hay una actividad física que sea «ser arrastrado por un tractor contra tu voluntad», aunque sí está la marcha, por ejemplo, no tiene puto sentido).