Crear en el estruendo de conversaciones ajenas, de ruidos de motosierras o lo que sea es la diferencia entre estar solo y sentirse nada. La mayor parte de las veces, cuando estoy haciendo algo, me gusta comprobar que el mundo sigue fluyendo alrededor sin tener que prestarle ninguna atención, y eso es imposible en el silencio. Si hay ruido sé sin necesidad de fijarme en ello que todo sigue todavía sucediendo. Que no ha pasado nada.
Que estoy aquí en medio.