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Sobre el tiempo

Dentro del tiempo, y dentro del mar,
y dentro del tiempo que aún nos queda por estar.

Me gustaría estar en medio de ninguna parte, buscando abrigo.

Pero no tenía nada mejor que hacer que seguir pensando.

Tenía las horas contadas, en calderilla, sobre la mesa.

Me senté a dormir.

El mundo estaba tranquilo mientras la colección de horas chorreaba tiempo.

Eso era bueno.

No me preocupó nada más, de momento.

Tautologías

A fuerza de no saber nunca quién soy
me he hecho una imagen bastante aproximada de mí mismo.

«Su locura le mantenía cuerdo».

Es posible que todo lo que he hecho
que todo lo que he dicho
que todo lo que he sentido
tuviera un fin oculto más o menos evidente.

Tautologías…

Es evidente que el camino de uno mismo siempre es tautológico…

Eludimos ir al lugar al que siempre estamos yendo…

mientras no dejamos de ir, por supuesto.

Le pregunté a algún idiota por el cybercafé más cercano,
y cuando me respondió le mandé a la mierda.

No tenía nada en contra suya, odiaba a la humanidad entera
y le tocó a él recibir el paquete. Simplemente.

Me pregunto por qué odiaba a la humanidad entera.

Era sencillo.
No era nada complicado, no tenía misterio.

Él era parte de todo lo que me estaba diciendo dónde ir,
dónde encaminar mi derrota.

Después le pedí perdón,
convencido de que no serviría de nada.

Es cuestión de silencios cuando las palabras duelen.
Es cuestión de mantenerse firme cuando el tiempo cae.

Es cuestión de mirarte fijamente y decirte «te amo»,
sabiendo que eso no va a ninguna parte.

En el tiempo.

No hace mucho tiempo no tenía dinero para cervezas, ni para tabaco,
así que pasaba medio mes borracho y lleno de nicotina y el otro medio esperando.

Esperando a que viniera alguien con lo que a mí me faltaba.

No solían tardar. Llegaban con sus guitarras y sus litros y sus paquetes de fortuna
agradeciendo un techo bajo el que estar y una cabeza en la que reventar.

Me decían que la vida era una farsa y que les gustaba estar aquí,
donde todo era más real. Nos emborrachábamos y luego les despedía
apoyado en el marco de la puerta, mientras el portal se llenaba de humo.

Pero, claro, sólo venían de visita. Luego se iban. Debía ser que en el fondo
no les parecía tan mal que todo estuviera como estaba.

Ahora suelo tomarme las cervezas solo, porque me harté y tuve más dinero
más o menos al mismo tiempo. Ahora que me tomo mis cervezas tranquilo
me pregunto si puedo o debo o quiero buscar algo más,
aunque la respuesta dormita prístina entre trago y trago,
entre vuelta y vuelta de tuerca.

A veces me pregunto si hice mal insuflando distancias, en días débiles
en los que sólo puedo mirar la pantalla blanca del procesador de textos
sin respirar, para no hacer ruido.

Pero eso es como preocuparse por haber cerrado la puerta del descapotable,
no importa en absoluto.