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te echaré de menos hoy…

Parece ser que todo se normaliza después del bajón tremendo de la navidad. Algo influirá lo de tener un relato largo, una novela corta y un libro de poemas preparados para enviarlos el martes a sus respectivos premios. El sábado mejor me había acercado al curro a imprimirlos, viendo cómo terminó todo al final. Ayer no fue una tarde que pudiera recomendar a nadie. Afortunadamente ninguno se pasó por aquí y me lo pude comer yo solito. Hoy también llevo más o menos todo el día pensando en lo mismo, tanto que he decidido hacer caso a los que dicen que al muerto, tierra. Por eso me he puesto el Retorno del Rey y me he emocionado como una niña tonta (hacía tiempo que no veía una peli de forma tan intensa, aunque empieza a ser habitual últimamente).

Todo sigue más o menos igual. La vida sigue, amigo. Voy a ver si ponen redes y me duermo con las superficialidades (salvo contadas excepciones) de Punset, vaya forma que tiene de sobrevolar temas interesantes diciendo la mitad de lo que se podría decir.

Por cierto, para caer hasta el fondo nada mejor que «Te echaré de menos», del álbum «Manual para los fieles», de Los Piratas.

letanía






Juegos, juegos estúpidos. ¿Quién coño soy yo de entre todos estos? ¿Quién coño está llorando aquí? (Esto es una letanía) Rezando suenan las palabras, resordan en mi conciencia, las caras, las lluvias, el silencio, todo el silencio, todo este silencio después de tanto tiempo siendo tu brazo, tu pie, siendo tú mi brazo, mi pie, mi alma (tengoquedejartenovoyallegarteecharétantodemenos).

Cerraré fuerte los ojos hasta verte. Sólo tengo que esperar.

Te echaré tanto de menos que no sé cómo voy a acordarme de hacer nada más.

Te echaré tanto de menos que voy a romper en cualquier momento y no sé,
no sé dónde acabar. No sé cómo.

«Con cuidado se levanta de mi lado». «Tiene tanta prisa que tropieza y se despista y me deja una nota de papel».

Yo no soy lo que escribo. Allí hay parte, no digo que no. NO digo que no vomite ahí algo. «Te echaré tanto de menos, cerraré fuerte los ojos hasta verte, sólo tengo que esperar».

A lo mejor soy mi bici. Seguramente estoy en ella. Tanto sudor. Pero no lo creo.

Seguramente mis chirucas. No soy Lorelay, creo que soy mis chirucas. Creo que no quiero a Lorelay, quiero a mis chirucas.

O al kaos. O la mesa de mezclas que me regaló. ¿Cómo coño voy a usarla?

Seré unas fotos intentando parecer interesante. Seguramente eso es lo que soy. ¿No soy lo que parezco? Joder, ¿no soy un bufón? ¿No me dedico a insuflar la vida que pierdo cada segundo?

No.

Soy un error. Porque el sentimiento que palpita aquí dentro es un maldito error. El sentimiento que está dentro me parte en dos, no me sirve para nada, es un puto error, joder, joder, joder, este puto amor no me deja en paz y no me deja vivir, porque para mi vivir es vivir de otro modo (no voy a expresarlo en palabras, no me da la gana). Y no me da la gana nada. No voy a salir, me voy a quedar aquí con mi cerveza

velándote

toda la noche. Velando el recuerdo. No has derramado ni una sola lágrima por nosotros (dices que no puedes) yo tendré que llorar por ambos, por lo que fue nosotros, por lo que sucedió, te voy a velar con mis relatos y mis versos, con mi bici, con mis chirucas, con el kaos, con la mesa de mezclas.

Y no habrá nada fuera. No va a haber nada fuera. Todo estará jodido en todas partes, en todas partes todo se rompe, no va a haber una excepción aquí dentro. Aquí dentro es donde está el origen de toda la jodienda, el origen de tanto roto, de tanta ruina, de tanta mierda, de tanta suciedad, de tanto llanto, de tanta lágrima rompiéndome el pecho, grito, grito y me jodo y me estoy jodiendo y lloro porque, para mí, todo mereció al menos esto. Al menos este morirse y reventar y doler y llorar y acero y acero y acero en mi pecho y duele duele joder duele duele duele me está doliendo y tienes la suerte de no ver cómo me parto cómo me estoy partiendo, como jode, cómo cómo cómo cómo cómo

cómo te echo de menos, joder.

cosas





Fiestas, mensaje del Rey. Reflexiones tranquilas y despreocupadas. Mucho jaleo con los textos. Solano con los ojos verdes. En casa de Fabi (preconstruida) una buena noche. Un pedazo de «Donde las cosas no suceden»:

«- La vida allí…
– No.
– ¿No, qué?
– No sigas.
– ¿Cómo?
– No sigas, por favor. ¿Qué me vas a contar que no me diga que esto es un tiempo muerto, es más, algo fuera completamente del tiempo? ¿Qué me vas a contar que no destroce los días definitivamente? No quiero saber nada. No me gustaría saber nada. No quiero saber lo que haces allí, no quiero conocer tu vida allí. Sólo me gustaría que nos mirásemos un rato. Lo demás da un poco igual.
– Lo sé, lo sé. Pero me da miedo el silencio. El silencio es ver pasar el tiempo. Y no tengo mucho. Sé que no nos importa qué hago yo allí, ni qué haces tú aquí. Pero tengo que hablar de algo.
Y nos miramos.
Y ella coge el abrigo y la puerta y desaparece tras el dintel. Y cierra.
Yo corro como un enfermo y tiro el café al desagüe, desordeno como puedo el salón y el dormitorio, me meo fuera de la taza y vierto pasta de dientes sobre el lavabo. Termino justo a tiempo para escuchar el timbre de la puerta.
Abro.
Le doy un beso.
– ¿Qué tal hoy el trabajo?
– No te lo puedes ni imaginar, la maldita Susana…
Y he escondido su maleta bajo la cama.»

Salud de hierro a toda prueba. Silencio en donde me jode el silencio. Muchas palabras (me abrumo) en lo demás. Por otra parte, Modernidad y Holocausto (Bauman), en la música los piratas.