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Síntesis

Si sumamos todas las
sudoraciones que han permanecido,
consecutivamente en el tiempo,
en esta silla alta, obtenemos
una mezcla heterogénea y compacta
que unos llaman mierda y, otros,
altruistamente, necesidad humana.

No es indiferente a mi
moralidad la diferencia entre
ambas, no es indiferente ni
siquiera a mi forma de mear,
de recoger las cenizas que queman
el edredón, ni siquiera de llorar.

Si aditamos a la mezcla cada una
de las veces que espanté
la soledad con músicas yermas,
cada una de las veces que el
cola-cao caliente de la vida
me hizo un agujero en el culo,
cada uno de los trabajos y los
días, cada uno de los sudarios,
de las piscinas, de las estanterías,
de los crucifijos, de las palabras,
de los besos, de las fluoraciones
dentales, de los espejos, de
los papeles suaves de váter,
de las patrañas, de las malditas
patrañas que inocente creí,
si añadimos todo esto me queda
en las manos la perentoriedad indecorosa
de mi puño instalándose en tu rostro;
no te equivoques, no es nada personal,
sólo impotencia.

Perlado

Sobre tus caderas
encuentro el mensaje que
me legas: una oquedad abierta
es mejor que doce depresiones,
el polvo a tiempo te permite respirar
de nuevo, conductos destupidos por el
reconocimiento, un coño en tu boca
limpia las palabras obscenas
que utilizas:

encuentro,

cadena,

sacrificio,

entrega,

amor.

¿Qué es el amor sino
la tranquilidad de espíritu?
De otra forma es un atentado
contranatura y antihumano,
algo tan basto no tiene lugar
en este barco.

¡Limpia tu alma periclitada!
¡Olvida tus naderías!
¡Te ofrecemos una forma
legal de sentirte tú mismo!
¡De sentirte bien!
¡De ser humano!
¡Admira como tu autoconfianza crece!

¿Magia?

No, es lo pactado.

Se abre tu cuerpo perlado
con el solo contacto de mis manos,
tus caderas al fin consoladas
me introducen gustosamente en la
humanidad, de la que no debí
?piensan? salir jamás, que
cálidamente me acoge.

En tu puerta dejé lo
que yo decía más preciado.
Era fundamental, era un jodido
carajo molesto. En tu puerta
ya no me espera. Lo han recogido
los servicios de limpieza
del ayuntamiento.

Conversación

Si desboco el talud de cigarros
que se me viene encima no estoy
mal del todo. Si pienso que
existo ya estoy bebiendo y
más de lo mismo.
Un amigo me tuvo en un
parque con cerveza y frío,
la luna alimenta carne hepatitis
mientras me cuenta su vida.

Supongo que lo considero
algo afectuoso, eso de verter
tus medianas desdichas sobre
la mirada borracha de alguien
que no te escucha.

La misma historia recorre
el mismo círculo que Nietszche
llamó del eterno retorno,
el mismo espectáculo circense
de abrir piernas y conseguir
mantener un trabajo.

Amparado por la estupidez
suprema del desencantado ya
puedo escuchar, todo realismo
es un argumento barato
de segunda mano en el rastro.

Pero la luna, la hijaputa de la luna…

(Ella esta ahí arriba, a
salvo de toda salpicadura,
me dejó en la mierda que
rebota en mis manos, en mi
cabeza, en mis pasos. Ella canta
y yo la oigo y me hace
envidiarla.

Donde no hay salpicaduras.
Donde no hay salpicaduras).

Al fin y al cabo
no debo preocuparme. La mañana me
dice que se acabó, el momento
ha caducado, ya puedo ir a casa
y vomitar tanta bilis, limpiar
bajo la alcachofa de
la ducha mis más donosos
regalos, las salpicaduras
salpicaduras

salpicaduras

salpicaduras

salpicaduras

(Como en una canción, prueba a
añadirle música, este poema
termina en un estribillo que
se va reproduciendo a sí mismo
cada vez más débil,
cada vez menos convencido).

salpicaduras

salpicaduras

salpicaduras

salpicaduras