Pago la luz manualmente, no la tengo domiciliada, y esto es así porque siempre entraba cuando más jodía. Hoy he mirado la fecha límite de pago de la última factura y he visto tres de mayo. He ido a mi cuenta y he visto que estoy en las mismas. ¿Aguantará hasta la próxima nómina?
Es cuestión de probarlo. Método experimental.
Me jode y me da por culo que todo venga cuando más jode. En el momento en el que tomas las riendas de tu vida te das cuenta de que no has tomado ni una mierda de nada, siempre hay empresas que se complacen en ofrecerte servicios básicos a precio de saldo. De su saldo, supongo, porque del mío no son. Me gustaría decirles que se metieran la luz por el culo, si no fuera porque sin luz no se puede vivir, por ciertas memeces de la vida moderna, como tener agua caliente, cocinar y conservar las cervezas bien frías.
O como escribir esto.
Comprendo que todo el mundo tiene que comer. Pero me parece que ellos no comprenden muy bien que yo también tendría que comer, en un estado ideal de cosas o en el mejor de los mundos posibles.
Bah, es sucintamente igual. No importa. El caso es que todo y las cosas existen de tal modo que a veces uno se pregunta si no está equivocado de planeta.
Y repitiendo en esta bitácora:
Muertes.
Primero te olvidé en tu voz.
Si ahora hablases aquí,
a mi lado,
preguntaría yo: “¿Quién es?”
Luego se me olvido de ti tu paso.
Si una sombra se esquiva
entre el viento, de carne,
ya no sé si eres tú.
Te deshojaste toda lentamente,
delante de un invierno: la sonrisa,
la mirada, el color del traje, el número
de los zapatos.
Te deshojaste aún más:
se te cayó tu carne, tu cuerpo.
Y me quedó tu nombre, siete letras, de ti.
Y tú viviendo,
desesperadamente agonizante,
en ellas, con alma y cuerpo.
Tu esqueleto, sus trazos,
tu voz, tu risa, siete letras, ellas.
Y decirlas tu solo cuerpo ya.
Se me olvidó tu nombre.
Las siete letras andan desatadas;
no se conocen.
Pasan anuncios en tranvías; letras
se encienden en colores a la noche,
van en sobres diciendo
otros nombres.
Por allí andarás tú,
disuelta ya, deshecha e imposible.
Andarás tú, tu nombre, que eras tú,
ascendido
hasta unos cielos tontos,
en una gloria abstracta de alfabeto.
Pedro Salinas.