Versos, versos, sólo pensaba en versos.
Como no tenía que ganarme la vida con ello no me importaba demasiado.
El cielo almibarado, las persianas encogidas sobre sí mismas para darle paso franco.
Quizá era que tu voz era lo único que parecía sensato.
Quizá que el deseo de cuando te deseo es el único deseo sano.
Me guardo muy mucho de ser idiota. Lo soy sin limitaciones.
Sólo pensaba en versos. Era casi lo único que podía darte que no fuera un grito cerval de auxilio.