El problema es el miedo a morir como protección, mecanismo de seguridad. La reacción instintiva cuando algo falla. Si algo sobrecoge en animes y películas futuristas es la desafección de los individuos mientras les reemplazan partes del cuerpo. Sobrecoge ver esa indiferencia en el otro mientras nuestro cerebro nos lanza señales de auxilio.
Porque para nuestro cerebro esos pasos son irremediables y conducen siempre al mismo punto: aún no ha tenido tiempo de adaptarse. Mirar desde fuera, intentar hacerlo, produce tranquilidad, ligereza. No te desalienta cambiarle la mina al portaminas, las pastillas de freno al coche. El paso de lo necesario a lo fungible es algo con lo que ya no tendremos que lidiar en un par de generaciones, pero nosotros seguimos estancados ahí, sufriendo ahí, temiendo ahí, en ese miedo instintivo e inveterado, mecanismo efectivo de nuestra supervivencia en el tiempo.