Acabo de terminar «Mientras escribo». Acabo de terminarlo y de empezarlo, porque me lo comí del tirón con un par de desplazamientos intermedios. La parte de su vida personal me interesó pero… ¿qué va a contar nadie de sí mismo? Hay que mirarlo con intención, fijándose más en lo que no dice que en lo que sí. La parte de la escritura me gustó bastante, fuera adverbios, formas verbales pasivas. King es un escritor de brújula, no de mapa. Sabe a dónde quiere ir pero no lleva una descripción pormenorizada de lo que hay y lo que va a pasar. Investigación de fondo que se muestre de fondo, pero que se muestre. La parte final de la recuperación del accidente bastante azucarada (aunque vete a saber cómo te enfrentas a escribir sobre algo así).
El tema es cómo trata la intuición en la escritura. Para él la intuición es un sentido inconsciente que vibra cuando algo no resuena bien. Se alimenta de todas las historias que hemos escuchado, leído y visto a lo largo de nuestra vida. Cuando algo se tuerce lo notamos: aunque no sepamos con precisión qué está mal, sentimos algo fuera de lugar. Del mismo modo, pese a no saber dibujar, notamos cuándo una perspectiva no es correcta porque estamos diseñados para sabernos mover por el mundo. Es difícil escapar de un depredador de otro modo.
Una primera versión con la historia. Relectura, a las seis semanas más o menos, en la que sacamos conclusiones sobre el fondo y lo que queremos decir. Las incluimos. Es decir, que se deja llevar por lo que le apetece decir en la primera escritura, por el gusanillo en los dedos de ganas de escribir, y en la segunda le da cuerpo e intención mirando a ver con qué puede enlazarlo, dándole profundidad. La justifica en la relectura, no en origen.
Interesante, curioso, afortunado por hacerlo así y que funcione tan bien.