Ayer me reventó un rogue 19 en silverspine. Cómo me picó, pero por otro lado no pude evitar sonreir. Seh, de eso estaba hablando. Ahora empieza lo divertido.
No sé si estoy rompiendo la magia de la vanilla o algo, pero leveleo usando una guía de misiones y una de talentos. Que está bien dar vueltas, pero no avanzar echa para atrás. Si vas en grupo no te juegas tanto, pero si vas solo es un juego muy agresivo. Lo que sí percibo es que es mucho más social de lo que yo recordaba (porque yo no lo era).
En una cueva limpiando wargen de uno en uno, al límite de mi nivel. Pulear dos es morir. Al final de la cueva el boss que necesito. Qué tensión, qué delicia. Que curiosa sensación de no ser el elegido, de no tener nada ganado. He planeado una ruta por los baldíos: este, norte, oeste, centro. Un largo viaje para esta tarde en el que completaré un montón de misiones y sucederán un montón de cosas, conoceré gente, llenaré y vaciaré las bolsas unas cuantas veces y volveré a casa agotado y satisfecho, pase lo que pase.