No estoy nervioso. No. No tengo nervios. Tengo paciencia. No, no estoy nervioso. Estoy tranquilo. Tengo sólo un nervio, y es por el qué dirán, para que luego no comenten que tengo un alma volitiva de piedra. Total, nada. No nada. Total, las cosas suceden y siempre es bueno. Total, no importa. Total, qué cosas. Todo llega. Una hora, o dos, no es más que una hora, o dos. Sesenta minutos indivisibles (porque si me pongo a pensar en segundos la cifra crece exponencialmente), realmente casi nada. Je.
Siempre debimos llamar ayer al ayer, y no recuerdo.