Es complicado decir que buscar el sentido de la vida es cobarde. No lo tiene. Es una abstracción. Los libros de autoayuda son una estupidez hacia delante. Lo único que tiene sentido es que no hay sentido alguno. La gente necesita un sentido del mismo modo que necesita un coche caro, un piso mejor que el de al lado. Una pareja, el amor de su vida. Recuerdos que recreen un cierto sentido épico. Darle algún tipo de continuidad a la cosa de haber nacido. Encontrar una línea en medio del caos. Una línea que se justifique a sí misma.
Estaba escuchando a Pearl Jam, y eso sí que es importante. Pero ahora entiendo las letras. Ahora sé lo que dicen. No tiene nada que ver. Construí todo aquello. Me inventé un mundo completo desde un par de impresiones. Eso es lo que importa. Lo demás es ruido. Y el ruido es miedo.
Es importante encontrar el sentido. Pero no hay ninguno. Olvida los libros de autoayuda, a no ser que estés dispuesto a creer en ellos. A dejarte la piel en ellos. No servirá de nada. Pero cuando te des cuenta ya será tarde. Todo estará bien. Respira. Descansa. Toma aire. Deja de luchar. Ya no importa. Todo está bien.
Toma aire. Todo está bien. Ha terminado. Descansa. Elige en qué creer. Elige. Piensa un momento y elige.
Eso será todo.
Buscar el sentido de la vida es cobarde, la solución sencilla. Abraza el sinsentido. Está por todas partes. Coge aire, respira. Deja de engañarte. Cuando puedes verlo lo ves. Bienvenido, o algo. Bienvenido.