Todo en ti era sofisticado
no cabía demasiada humildad
y yo nunca destaqué en picaresca.
Me hacías sumar puntos en absurdas pruebas
pero ya deseché cada intento.
Atrás se sucede una voz de amistad quebrada
alguna deuda
quizá un: ¿qué tal te va?
migajas de abrazos.
Koldo.