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estar dentro

Ya hace un mes que no publico, y me prometí no dejar pasar tanto tiempo este año. Pero los días vuelan.

Estamos intentando poner en marcha de nuevo Palabra de Bob, aprovechando que he vuelto de forma más o menos oficial al juego. No estoy por allí tanto como debería, pero han pasado cosas interesantes.

Me he hecho una cuenta de tuitah para escribir en inglés, pero tengo mucho jaleo como para dedicarle mucho tiempo de momento. Moscas prostéticas, prosthetic flies. La foto del perfil es de Henry Worsley y la historia en el New Yorker alucinante. Como la vida no tiene sentido alguno es fascinante lo que nos puede hacer sentir vivos.

Terminé con el Manifiesto Redneck, o más bien no. Sigo atragantado con ese final en el que empieza a hablar de sí mismo y a lloriquear sobre si le van a malinterpretar o no. El resto, bien. Ideas curiosas, pero no nuevas. El libro tampoco lo es. Puede ser pasto de malinterpretaciones tendenciosas, incluso del propio autor una y otra vez, pero lo que está escrito es lo que está escrito. La idea central sobre que la clase dominante es la culpable de lo mal que lo pasa la de abajo, correcta. Unirse según la clase y no según el color de la piel, estupendo. La descripción del ansia del que no tiene nada por llenar la vida con algo, sublime. La idea de la culpa, cómo funciona y porque puede salirle rentable a alguien extenderla para diluir su responsabilidad en el asunto, clarificadora. Lo recomiendo. Le sobran notas, aún así, como le decía Salieri en la película, aunque no en el mismo sentido. A este le sobran de verdad.

Y sigo con la novela, me queda una semana para terminarla a tiempo. No sé si lo lograré. A veces releo un capítulo y me hundo en la mierda: es horrible. Otras veces leo otro y me siento desplazado de realidad. Pulo, leo y releo. Corto, doy puntos. Hago un zurcido. Cuando me siento dentro imagino lo que sentía Worlsey en medio de la Antártida, mientras con un agujero en los intestinos intentaba hacer la primera travesía en solitario y sin apoyos. Me refiero a estar donde debo, nada más. Ningún parecido más allá de eso.

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