Pues sencillo. Recetas sencillitas para solteros inoperantes en la cocina.
Coges un puñado de canónigos y los limpias bien bajo el grifo. Limpias un melocotón y lo troceas. Colocas una sarten en el fuego con un chorrito de aceite. Cuando está caliente echas el melocotón y los canónigos, mueles un pelín de pimienta, unas hojillas de orégano, una pizca ínfima de hierbabuena. Cuando te dé la gana o cuando veas los melocotones dorados retiras la sartén del fuego, echas su contenido en un plato y le pasas un papel de cocina para limpiar el agüilla aceitosa que queda.
Otra vez la pones al fuego. Un chorrito miserable de aceite, que recubra el fondo en una fina película. Echas un par de huevos batidos con hiervas provenzales y un par de pizcas de sal (un poco más de lo normal para eliminar un poco el dulzor del melocotón).
Cuando cuaje el huevo por debajo echas los canónigos y el melocotón frito en el centro, y doblas los bordes de la tortilla. Le das la vuelta y dejas que se dore por el otro lado. Cuando tu superior inteligencia te indique que está todo listo retiras del fuego, dejas pasar cinco minutos y te la comes con un buen vino.
Luego, ensuciar la cena con unos risketos y algo de tele basura es opcional.
Que aproveche.
No conocía tu faceta como cocinero, anticuario.
Tomo nota, porque para la comida soy una desustanciá, como diría mi madre, que lo mismo me da ocho, que ochenta.
Lo de consumir la tortilla contemplando televisión basura es de cajón: no veo otra cosa. Tengo necesidad de revolcarme en el lodo, 😀
¿Canónigos? Curiosa manera de antropofagia.
jajajaja