Después de tanto ruido no quedó ni la guerra,
ni siquiera roncos gritos de tempestad.
Retiré mis tropas, maltrechas, vacié las trincheras
con el hondo presentimiento de no saber más,
con la estúpida convicción cerrando la puerta,
toneladas de resignación cerrando la puerta…
Después de tanto ruido no quedaron restos.
Recogimos el mantel sin nada que tirar,
fuimos el desengaño de las hormigas,
caminaban cabizbajas volviendo a la tierra,
con la estúpida convicción cerrando la puerta,
toneladas de resignación cerrando la puerta…
Y no estoy ni vivo ni muerto,
ni roto ni entero,
no me moveré de aquí.
Y no estoy tirando la vida
si lucho por lo que más quiero,
no me moveré de aquí.
Después de tanto ruido sólo un desengaño,
todo lo que fue dejó de ser.
Sólo un chasquido, un breve pulso,
se mueve el interruptor y se apaga el sol,
con la estúpida convicción cerrando la puerta,
toneladas de resignación cerrando la puerta…
Y no estoy ni vivo ni muerto,
ni roto ni entero,
no me moveré de aquí.
Y no estoy tirando la vida
si lucho por lo que más quiero,
no me moveré de aquí.
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